jueves, 13 de diciembre de 2007


Una noche, en pleno invierno, me encontraba en el Falstaff. Hablaba con un personaje un tanto patibulario. Artista sin demasiado éxito, mas bien muy poco.
Una especie de sin domicilio fijo, siempre con una sensación de estar perseguido. Quizás su pasado un tanto sombrío no fuera ajeno a esto. Quien sabe.
Aires de filósofo, un poco agresivo.
En esos momentos, competíamos por la misma mujer. Fue una breve contienda. Por suerte, supe renunciar a tiempo.
Me dijo algo que me quedo grabado: Si pusieras en la punta de la Tour Eiffel una moneda de veinte céntimos, la altura de esta representaría, a escala, la historia de la humanidad.
El resto, incluida la torre entera, seria la historia de este planeta.
Sin hombres ni mujeres.
O al menos, eso es lo que el creía …

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